En busca de lograr una estructura crocante que no absorba aceite, elaboramos nuestro pan rallado a partir de materias primas súper frescas y asegurando óptimas condiciones higiénicas, a lo cual le sumamos un trabajo de molido y cernido parejo y una serie de cuidados para el mantenimiento que lo conservan seco y limpio. Hay que decir que con este producto al cocinar los empanados se logran consistencias mucho más tiernas.
Aplicaciones: naturalmente el pan rallado presenta una granulometría menos fina que el rebozador; no obstante también es muy usado como aislante de la humedad (por ejemplo en las tartas) y para ligar diferentes mezclas dulces o saladas. Suele emplearse para empanar milanesas de soja y carnes de pescado, de ave y rojas.